lunes, noviembre 29, 2004

Invocación a la lucidez

"A todos, cómplices o enemigos,
él repite sin fin el último gesto del poeta:
ofrecer sus palabras para invocar la lucidez
y oponerse sin descanso a un mundo inaceptable."

Aimé Césaire

domingo, noviembre 28, 2004

Estrategia equivocada

Ángel García Seoane, alcalde de la localidad coruñesa de Oleiros, provocó un incidente diplomático con el gobierno de Israel al emprender una campaña en la que tachaba a Ariel Sharon de "bestia", "asesino" y "nuevo nazi" (concretamente, en los plafones luminosos de la localidad ponía: "Paremos la bestia. Sharon asesino. Stop a los nuevos nazis"). Supongo que el señor García Seoane se movía empujado por la indignación y por la firme convicción de que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad no puede quedarse impasible ante los crímenes incalificables de algunos de sus congéneres. Lo suponemos y lo entendemos porque es la misma indignación y convicción que, entre otras cosas, nos mueve a nosotros a hacer Callejón sin salida. Sin embargo, somos conscientes, además, de que campañas como la del alcalde de Oleiros, son esencialmente equivocadas. No porque sean verdad o mentira sino porque campañas como la del señor García Seoane no suponen para Sharon ninguna molestia, en el sentido de que no obligan a tal individuo a enfrentarse a sí mismo, ni mucho menos a una revisión de conciencia. Más bien consiguen todo lo contrario, aunque no sea ésa su intención: afianzar a los partidarios de Sharon en sus posiciones, en sus creencias, en su autocomplacencia, en definitiva. Por muy difícil que sea y por muy imposible que parezca, hay que ser más inteligentes. No hay que copiar modos y maneras de gente que ordena bombardeos como quien borra una letra que no le gusta con una goma de borrar. Hay que ser implacables con las preguntas dirigidas a ellos, pero las preguntas no tienen que ser letras en un papel (si ellos dan poco valor a la vida humana ¿qué valor darán a la letra escrita?) sino actos que pongan en cuestión su forma de vida, su forma de actuar, su forma de "resolver problemas". Las preguntas tienen que poner en evidencia sus mentiras, incluso ante ellos mismos. Hay que sembrar la duda en esas conciencias que son como monolitos incólumes, aunque la duda sea tan pequeña como una semillita, porque todos hemos visto cómo las raíces de los árboles resquebrajan el más desagradable asfalto. Pueden parecer palabras de un iluso, tonterías de una tripulación que ha perdido el norte, pero nos arriesgaremos, porque a pesar de todo creemos no sólo que es posible sino que, además, es el más alto nivel de exigencia con el que deben tamizarse campañas como la del señor García Seoane.

miércoles, noviembre 17, 2004


JASP, Joven Aunque Sobradamente Preparado Posted by Hello

Crimen de guerra en Faluya

A veces, los escándalos que se montan por ciertos detalles son recalcitrantes. Un marine remata de un tiro a un irakí herido e indefenso que se hacía pasar por muerto en un intento desesperado por salvar la vida. Repugnante. Triste, nauseabundo, cosas que te vacían por dentro, que te ahuecan el alma. Pero... ¿qué se cree la gente que es la guerra? A partir del momento en que se decide utilizar las armas todo se embrutece, todo se envilece, todo se hace miserable: se saca lo peor de cada uno. ¿Por qué se monta semejante escándalo? ¿Porque es un crimen de guerra? El crimen es la guerra. Todo lo demás son consecuencias derivadas. ¿O es que la gente cree realmente que los soldados son caballeros educados que se mueven con el cuidado y la sensibilidad necesaria para no dañar civiles inocentes, escuelas, hospitales o heridos indefensos? ¿O es que la gente cree realmente que hay una forma civilizada de hacer la guerra? La guerra es miseria y caos, es todo lo contrario a la civilización: vergüenza nos tendría que dar, a nosotros, defensores de los valores democráticos y de los derechos humanos -según dicen Aznar, Bush y todos-, proponer la guerra como un método válido para defender la civilización. ¿Tan poco hemos avanzado? ¿Tan en pañales está el progreso humano que la gente cree que la guerra es necesaria? Ese es el auténtico abismo entre la gente y la ciencia: que, en general, la sociedad no sabe en qué mundo vive, pero no porque no sepa lo sucio que es el mundo en el que vive, lo vil que llega a ser, sino porque no tiene ni idea de que hoy en día existen métodos mucho más sofisticados y pacíficos que una guerra para resolver problemas (¿Cómo se llama el economista indio, Premio Nobel de economía, que desarrolló la teoría de los microcréditos?). Es nauseabundo todo. Pero el crimen es la guerra.

martes, noviembre 16, 2004

Para entretenerse no hacen falta videojuegos

Ayer por la tarde salí a caminar por el bosque. Hacía mucho viento y mucho frío y cuando el sol acabó de esconderse tras el horizonte el bosque quedó sumido en las tinieblas que preceden a la noche cerrada. Iba a ser una noche fría y desapacible, pero mientras llegaba, la penumbra seguramente era lo más parecido a una noche invernal escandinava, con sol de medianoche y en medio de un bosque espeso, que se puede encontrar en noviembre al lado del Mediterráneo. Habia subido a un montículo en la cima del cual hay restos de un poblado íbero y bajaba ya por una pista forestal que serpentea por el otro lado de la ladera hasta prácticamente la entrada del pueblo cuando, de repente, a mi derecha y por encima de mi cabeza, oí un chirrido seco y penetrante que se distinguía claramente por encima del bufido del viento soplando entre las copas de los árboles. Me detuve en seco y miré hacia mi derecha y hacia arriba. Vi los árboles meciéndose con el viento. Sus copas negras aún se recortaban nítidamente contra un cielo grisaceo. Se volvió a oír el chirrido, alto y claro, pero yo no localicé su origen. Estaba intrigado sobre cuál podría ser la fuente de ese ruido, me parecía demasiado metálico. Probablemente si lo hubiera oído en un taller de mecanizado de piezas no hubiera prestado atención, pero ahí en el bosque la captaba toda. Mientras observaba, por debajo del bufido del viento y de los árboles bailando a su son, se podía percibir la quietud del anochecer, cuando los animales nocturnos aún no se han atrevido a salir de sus escondrijos y los diurnos ya se han recogido y están durmiendo. ¡De nuevo, sin previo aviso, el chirrido! Pero esta vez vi claramente una rama cortada de un árbol rozar contra la corteza de otro árbol al ser agitados ambos por el viento, justo en el momento en que oía el chirrido. “Ah, así que es eso” pensé “una rama rozando contra la corteza de un árbol”. La rama estaba cortada y parecía un punzón de picar hielo suspendido en el aire. Era curioso porque el ruido que producía al rozar contra la corteza del otro árbol tenía unos regustos metálicos que jamás hubiera creído posibles con madera. El caso es que, una vez averiguado de dónde venía ese sonido tan raro, sonreí y continué mi paseo. Y el caso es también que no hacía ni cinco segundos que estaba caminando de nuevo cuando oí un crujido tremendo a mis espaldas. Me giré asustado y pude ver cómo el árbol contra el cual rozaba la rama recorría los últimos metros de una caída que había iniciado cuando yo miraba hacia otro lado. El árbol se había erguido justo al lado del camino y cuando cayó quedó atravesado en él, como la barrera de una aduana improvisada. Volví hacia atrás con la boca abierta, con cierta frecuencia había visto árboles caídos en medio de caminos o sendas que suelo frecuentar en mis paseos, y siempre me preguntaba cómo y cuándo habría sucedido la caída del árbol y nunca, hasta ese momento, había sidotestigo de la caída de uno. Por cierto, cayó justo donde yo había estado investigando el origen del chirrido, ni un metro más allá ni un metro más acá, justo donde mis pies habían estado plantados mientras mis ojitos miopes miraban el cielo durante un buen rato. Me libré por cinco segundos... bueno, quizá fueran cinco pasos y cuatro segundos, no lo sé. La lástima es que si hubiera aguantado unos segundos más, si no hubiera visto esa rama rozando al árbol o si me hubiera quedado contemplándola unos segundos, hubiera sido testigo de cómo todo un señor árbol se me venía encima. Supongo que me hubiera dado tiempo a apartarme.
(No hice más fotos porque la batería de la cámara estaba sequita y después de hacer la que hice la cámara no podía ni encenderse para decirme que se apagaba por falta de batería -me había despistado y me había llevado la cámara casi sin batería, por lo que había estado haciendo fotos todo el rato en ese plan, forzando la cámara aunque se apagara por falta de batería, pero ya no daba más de sí la pobre).

Aduana Posted by Hello

sábado, noviembre 13, 2004

INTENTO DE INFILTRACIÓN FALLIDO

INFORME DE SITUACIÓN 2
(Extracto del diario de un extraterrestre enamorado del Mediterráneo.)

Estimados camaradas, me veo en la obligación de informaros de que los intentos de nuestra agente especial Brenda TGM de infiltrarse en los cursos de doctorado de las universidades terrestres han sido infructuosos, al menos hasta ahora, a pesar de que parecía que este año, por fin, después de superar la licenciatura, el éxito era inminente (incluso lleva un mes y medio asistiendo a las clases de las asignaturas de las que pretendía matricularse). En el último momento, sin embargo, concretamente el último día de matriculación, han surgido dificultades inesperadas. Los terrestres, y especialmente todos los habitantes de la Península Ibérica, parecen muy tontos por amar tanto la burocracia, hasta límites aparentemente absurdos e incomprensibles por mente racional alguna, pero empiezo a sospechar que, en realidad, todo forma parte de una estrategia subterránea y extremadamente inteligente para impedir el normal desarrollo de nuestras actividades subversivas. Nuestra agente especial Brenda TGM había rellenado toda la matricula conforme a la información que le había dado su directora de tesis y las indicaciones que había en la propia matrícula. Consiguientemente, en el apartado titulado “Asignaturas ajenas a la Universidad de Barcelona”, no había puesto ninguna asignatura pues todas las asignaturas que quería cursar eran asignaturas impartidas por la Universidad de Barcelona (UB), aunque dos de ellas no correspondieran al departamento de literatura española, el de su directora de tesis, sino al de románicas. Cuál sería la sorpresa de nuestra agente cuando la secretaria que le atendía le informó de que la matrícula estaba mal. ¿Por qué? Pues porque las dos asignaturas que correspondían al departamento de románicas deberían estar incluidas en el apartado “Asignaturas ajenas a la UB”. Nuestra agente le pidió a la secretaria que hiciera el favor de leerle el título de ese apartado: “Asignaturas ajenas a la UB”, dijo la secretaria. “Bueno, ¿y entonces?” dijo nuestra agente. “Sí, sí”, se defendió la secretaria, “pero no es culpa mía, esto en realidad quiere decir Asignaturas correspondientes a otros departamentos, el ordenador no me deja hacer la matrícula de otra forma. Además, hay otro error: no puedes matricularte de dos asignaturas ajenas a tu departamento”. Nuestra agente, como os podéis imaginar, pues sois personas razonables, estaba un tanto desconcertada y muy cabreada, pues después de un viaje de veinticinco años hasta estas coordenadas espaciotemporales para encontrarse con semejante situación... saca al más pintado de sus casillas. “Pero si mi directora de tesis me acaba de firmar la matrícula”, se defendió Brenda, nuestra heroina. “Sí”, le dijo la secretaria, imperturbable, “pero esto está mal, es imposible que te puedas hacer así la matrícula, aunque yo quisiera hacértela el ordenador no me dejaría... tendrás que pensar a qué asignatura renuncias”. “Pero si llevo un mes y medio de clases” explicó Brenda. “Sí, pero tendrás que renunciar a una y, por cierto, también te falta la firma del profesor de la asignatura que quieras hacer del otro departamento”.

La última esperanza de nuestra agente era su directora de tesis. Heroicamente, inasequible al desaliento, subió de nuevo desde la secretaría al departamento e, imaginando ya cómo su mentora tomaría las riendas de la situación y volvería a encajar el Universo en un orden razonable, aunque para ello tuviera que gritar a secretarias y reprogramar ordenadores, le explicó a su directora de tesis lo que había ocurrido. Ésta, en lugar de tomar las riendas de situación alguna, se encogió de hombros y le dijo con un hilo de voz: “ay, pues tendrás que renunciar a una asignatura”. “Pero, pero”, dijo Brenda, “tú me dijiste que podía matricularme de dos asignaturas fuera de este departamento”. “Ay, sí, perdona, TGM, lo siento, pensaba que era así pero debía estar equivocada (risitas), lo siento, (risitas nerviosas)”.

Fin del informe, camaradas. Nuestras actividades subversivas temo que tardarán más de lo previsto en llegar a ciertas esferas, pero no os preocupéis, aquí seguimos en esta playa, inasequibles al desaliento, luchando por lo imposible. Por cierto, decidles a los del sistema Barnard que manden sandías y melones, que aquí en la Tierra se ha acabado la temporada.

sábado, noviembre 06, 2004


La caverna de Platón Posted by Hello

El poder de la mente humana

He visto esta misma mañana hombres domesticando caballos. Lo he visto gracias a la televisión, pero eso es un detalle sin importancia. Lo importante es que he comprendido la lucha entre la potencia de lo irracional y la perseverencia de la voluntad humana. He visto al animal furioso intentando desembarazarse del insidioso mono que estaba aferrado testarudamente a su grupa. He visto una potencia desmesurada contra el hombre y he visto cómo el hombre no cedía, se mantenía, aguantaba en la grupa y finalmente se imponía. He visto el genio del hombre. El cuerpo del caballo se tensaba, todo fuerza y eficacia, saltaba, daba coces y se encabritaba como una locomotora desbocada y he visto cómo el homínido que llevaba encima, de cuerpo frágil y delicado, ese mismo homínido que había necesitado meses y meses para ponerse en pie y años y años de tiernos cuidados para poder valerse por sí mismo – y aún y así no del todo por sí mismo, sino con la ayuda de la sociedad -, ese mismo homínido vibraba acoplándose al cuerpo del caballo y se tensaba como arco a punto de lanzar la flecha, pero de pura voluntad más que de fuerza, y acababa controlando a la bestia, a esa furia que se descargaba sobre él a martillazos. David y Goliat no son personajes del pasado, son algo cotidiano. He visto a unos hombres que a lo mejor no entendían ni de ingeniería ni de física ni de matemáticas, ni de poesía ni de literatura, pero decían: vamos a domar ese caballo, y lo domaban. Ahí donde otros hubieran retrocedido, cobardes o precavidos, timoratos, temerosos o sumisos, ellos se mantenían y hacían lo que decían. Lo pensaban y lo hacían. ¿Cuál era su conocimiento, su pócima, su fórmula, su poder? Su poder era bien sencillo: era el poder de la mente humana. Oh, astrólogos, magos y charlatanes, apartaos de la escena ya de una vez porque desde que un hombre no hizo caso del agorero y dijo: voy a dominar el fuego, y lo hizo, vuestro tiempo se ha acabado. ¿No os habéis enterado aún? David venció a Goliat. Ya no nos asusta la naturaleza oscura, lo desconocido, sabemos lo que hay detrás de la noche o la causa de un relámpago. Ya no nos asusta la naturaleza: montamos sobre ella y ya puede dar coces y relinchar enfurecida, que no nos apearemos. Dijimos que íbamos a domesticar el fuego y hoy el fuego no sólo trabaja para nosotros sino que además lo conocemos: sabemos qué es. Astrólogos, magos y charlatanes: el poder de la mente humana no es mover vasos a distancia, ni doblar cucharas ni predecir el futuro. El poder de la mente humana es discernir el orden en medio del caos y no dejarse hipnotizar por la fantasía. Ese es el poder de la mente humana, astrólogos, magos y charlatanes. Si queréis realmente conocerlo visitad más a menudo los laboratorios: veréis científicos trabajando, no es un espectáculo visualmente exhuberante y, por lo tanto, no se puede vender fácilmente a las televisiones, pero en el fondo es un espectáculo tan potente como la doma de caballos: ¿o es que acaso los científicos, y todos, lo tenemos fácil ante las fuerzas desbocadas que nos rodean, que nos poseen a nosotros mismos muchas veces? El científico permanece impasible por muy potente que sea el asalto de lo irracional y no se deja impresionar por las preguntas ni avasallar por la fuerza con que a veces nos asalta lo desconocido, de la misma forma que el buen domador se aferra imperturbable al caballo por muy impetuoso que sea el empuje de la bestia. ¿Es que acaso el científico es un ser frío y desapasionado? No, debería vivir su vida con la misma pasión que un domador de caballos. Astrólogos, magos y charlatanes, si queréis realmente conocer el poder de la mente humana id a sus frutos: no domestiquéis caballos, no se os vaya a romper el espinazo, acostumbrados como estáis a sillas más tranquilas, pero sí podríais estudiar el método científico y su aplicación, en medio de la tormenta, en medio de la doma, en medio del terremoto, en medio de esta naturaleza incomprensible y desbocada que nos zarandea como un caballo salvaje, en medio de la incertidumbre y el sobresalto, como hacemos todos, todos los que sabemos guardar silencio cuando el terreno es resbaladizo y el escepticismo, la actitud más lúcida y aconsejable.