domingo, octubre 23, 2005

Las chicas con los chicos, los chicos con las chicas

LLevo oyendo desde hace un tiempo voces que defienden que los alumnos deberían estar separados por sexos en los centros educativos. La razón que aducen es que sería mejor para su rendimiento. Todo el mundo sabe que no es una idea nueva, cuando mis padres estudiaron la situación era esa: separación de sexos. Mi madre estudiaba en un aula en la que un muro de metro y medio de altura separaba a las chicas de los chicos. En fin. Me parece muy bien que la gente se preocupe por el rendimiento de los estudiantes, por el aprovechamiento que estos saquen de las clases. Es más necesario que nunca, soy profesor y soy consciente de ello día a día. Pero si realmente la gente que defiende la separación por sexos estuviera preocupada por la educación de los jóvenes entonces lo que defenderían es que hubiera muchos menos alumnos por aula, no que estos estuvieran separados por sexos. Si queremos que los alumnos aprendan más y mejor, pongamos a diez alumnos por aula, en lugar de a treinta o treinta y cinco. Las personas que defienden la separación por sexos en realidad están pensando en otras cosas, son otras sus prioridades. Y por cierto, sí que habría dinero para poner a muchos menos por aula. Que se inverta menos en investigación militar. No soy un iluso: sé que lo que da dinero inmediato es la investigación militar, no la educación de los jóvenes, que es una inversión razonable y a muy largo plazo. Lo dicho, no soy un iluso y tengo que aguantar un mundo que me parece a veces un puro disparate pero no tengo por qué soportar, además, ciertas hipocresías.

domingo, octubre 16, 2005

La gente confunde un árbol con una papelera


Estimados compañeros, hoy ha llegado el equipo de la Universidad de las Ciencias Paranormales que prometisteis enviar como refuerzo. Les recibo como agua de mayo. Todos los miembros del equipo están aún bajo los efectos de la confusión y el desconcierto que provoca presenciar la innumerable cantidad de fenómenos inexplicables que se producen en la sociedad humana. Yo llevo mucho más tiempo aquí que ellos y aún me dura el desconcierto. Al menos nos haremos compañía.

El primer fenómeno paranormal que estudiaremos será el hecho de que la gente confunda un árbol con una papelera. Como sé que es difícil de creer que tal cosa pueda suceder, adjunto foto como prueba.

En cuanto tengamos listos los primeros resultados de las investigaciones, os los mandaremos vía translumínica. De momento lo único que puedo decir es que estudiar esta anormalidad va a ser muy complicado debido a que los humanos no están muy dispuestos a colaborar. Hace unos días, mientras observaba el árbol y hacía las fotos, cuando pregunté a las personas que pillé lanzando basura dentro del árbol el porqué de semejante acto me contestaron gruñendo, pidiendo que les dejara en paz e insultándome. Uno incluso llegó a llamarme "marciano de mierda". En fin. Seguiremos informando desde el Mediterráneo, a pesar de todo.

domingo, octubre 02, 2005

El pingüino

Un gallego va por la calle y se encuentra un pingüino. Se miran el uno al otro y el gallego comprende que eso no es normal, así que agarra al pingüino de la aleta y se planta con él ante un guardia urbano.
- Me he encontrado un pingüino -le dice al guardia.
El guardia se encoje de hombros y exclama:
- ¡Pues llévelo al zoo!
El gallego lleva el pingüino al zoo y al cabo de unas horas lo trae de vuelta, con un globo atado con un lacito a la aleta que le queda libre. El guardia urbano les mira desconcertado. El gallego le informa:
- Nada, que ahora quiere ir al cine.

(Última hora de nuestro corresponsal en Pekín)

El arte de la fotografía.

En estos tiempos en los que todo el mundo persigue una hipoteca, me siento más cerca de las plantas que de los hombres. Procuro los recursos necesarios para mi subsistencia pero el conseguirlos no me aporta satisfacción espiritual alguna. En cambio perseguir la luz es un éxtasis sublime. Soledad, silencio, contemplación. Puedo sobrevivir perfectamente a un día sin pan; la luz, sin embargo, es un alimento irrenunciable. En estos tiempos en los que todo el mundo se abraza a una hipoteca inacabable, adquirida como prueba de su triunfo material sobre las circunstancias adversas que intentan derrotar al hombre, yo me abrazo a un árbol en silencio. Porque estoy loco, porque estoy solo, porque él, amado compañero de viaje, deja claro por el mero hecho de existir que es una opción viable vivir de la luz, que los supervivientes no tenemos ya nada más que demostrar. Porque un hombre puede talar un árbol pero no puede demostrar que el árbol se había equivocado de sitio.

De la obra: El sastre de la luz