
miércoles, marzo 29, 2006
Gutenberg 2006

domingo, marzo 12, 2006
ADOCTRINAMIENTO DE UNA NIÑA (MEDIANTE VARITAS DE MERLUZA)
Saps, ara quan tornava cap a casa un home s'ha tret la jaqueta quan passava i me la tirat als peus i jo volia esquivar-la però ha insistit que la trepitxés i saps que, l'he trepitxat -per pur esgotament mental i físic i potser etílic- i l'he fet l'home més feliç del món.
(Sabes, ahora, cuando volvía a casa, un hombre se ha quitado la chaqueta y cuando pasaba la ha tirado a mis pies y yo quería esquivarla pero ha insistido en que la pisara y sabes qué, la he pisado –por puro agotamiento mental y físico y puede que etílico- y le he hecho el hombre más feliz del mundo)
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Sé de una escuela con nombre de profeta (allí trabajo) donde lavan la cara a la bondad.
¿Quién dijo aquello... quien hace daño a uno de mis pequeños me lo está haciendo a mí?
Ayer vi a una niña en el comedor de la escuela llorando en silencio.
_ ¿Qué te pasa?_ le pregunté.
_ No puedo comerme el pez porque siento pena.
Me quedé sorprendida y maravillada y también un poco sobrecogida ante aquella niña que no quería comer el pescado porque a sus ojos se le aparecía no como un pez muerto en forma de varitas de merluza sino como un pez vivo que nadaba libre por el mar... Y de la impresión caí en una de mis ensoñaciones y me imaginé la merluza viva y el immenso comedor se convirtió en un pequeño mar donde nadábamos felices los peces y yo... ummm... cuanta felicidad y gratitud a la vida... que bruscamente se vio interrumpida por el pinchazo de un anzuelo:
_ ¿Has sido tú quién ha dicho a la niña que podía no comerse el pescado?
En fin, que podía decir... (me habían pescado)
_ Sí.
Al final obligaron a la niña a comerse las varitas de merluza.
Pero a mi esta niña me gustó, me gustó su conciencia tan pura del mundo y me emocionó su radical bondad por la vida. Y sí, también me gustó volver a oler el mar y sentir su sabor tan intenso... Pero que sinsabor el despertar por el hierro clavado en el espinazo: triste suerte la del pez que es pescado.
miércoles, marzo 01, 2006
Vulnerabilidad de los vigías en invierno

La sonrisa de Yuri Gagarin en esta foto me recuerda a la de la Gioconda. Yuri Gagarin fue el primer hombre que vio la Tierra desde el espacio, en 1961. Al ver nuestro planeta azul a sus pies exclamó: "Veo la Tierra, ¡es tan hermosa!. Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos". Murió con 34 años de edad, cuando ya había decidido volver al espacio en una de las misiones Soyuz. Era piloto de pruebas y se estrelló en uno de sus vuelos, en el mes de marzo de 1968.
Perdemos siempre, Ulises, a los mejores hombres
qué dirás esta noche ante el océano
cuando se apaguen las antorchas
Alzaré la voz por encima de lo oscuro
y por cada ola que se extinga en la arena
a mis pies diré uno de sus nombres
para que así las murallas de Troya sepan
que incluso las montañas más altas se deshacen en arena
ante los mejores hombres.