jueves, julio 21, 2005

Nombrar

"Nombrar es el mayor y más serio consuelo del hombre" Elias Canetti.

Hubo un momento en la historia de la Humanidad en que el hombre ya era hombre y aún no tenía, sin embargo, lenguaje. Estaba por lo tanto más solo que nunca: un ser humano completo, con toda la conciencia y la angustia existencial propias del ser humano pero incapaz, a pesar de todo, de nombrar las cosas, incapaz de decirse e incapaz así mismo de recibir a los demás. Aunque fuera posible la comunicación, no desde luego como es posible ahora, después de varios miles de años de evolución del lenguaje. Quiza haya personas que crean que nombrar las cosas aumenta la angustia existencial del hombre, y quizá incluso crean que la angustia existencial no es propia del ser humano sino que se añadió a la vida humana a partir del momento en que el hombre empezó a hablar, es decir, a pensar. Yo creo, sin embargo, que poder decir el mundo disminuye la angustia existencial del ser humano y que a medida que evolucione el lenguaje como herramienta de exploración y de comunicación aumentará la paz de éste.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No encuentro consuelo en nombrar las cosas a veces, en nombrar al amor Amor, y al desamor Desamor. Ni encuentro consuelo en las palabras, porqué a veces las palabras no sirven.

A veces las palabras no sirven porqué no somos capaces de comunicarnos con ellas.
Qué torpes somos cuando hablamos.
En qué palabra o combinación de ellas cabe todo lo que nos atraviesa.
De nuevo entiendo la locura humana ante la impotencia.
Cuentan que un hombre se arrancó la lengua él mismo y cuando le preguntaron por qué lo había hecho escribió que no quería seguir dañando a las personas con palabras vacías, huecas y confusas.
Usamos las palabras como escudos porqué decir o escribir 'te quiero' no emociona ni a una lombriz si no somos capaces de mirar con deseo y de despertarlo sin miedo.
Deberíamos sentirnos llenos con un abrazo, emocionados con una sonrisa, enamorados bailando... que pequeñas quedan las palbras ante esto. Ni la mente más brillante puede conseguir lo que dos curpos sin miedo tocándose pueden decirse. Que cobardes somos cuando no nos atrevemos a vivir y sólo hablamos, que fríos y distantes estamos cuando callamos porqué no tenemos palabras y nos creemos perdidos.
A veces se me ocurre emigrar a un país lejano del que no conozca la lengua y no la aprenda nunca y en medio de la soledad del extranjero entregarme sin condiciones a cada instante y poder reírme porqué soy feliz y sólo puedo vivirlo, no hay otro modo, no puedo decir 'estoy feliz' entonces debo entregarme a la felicidad, como debería entregarme al amor si allí lo conociera, sin hablar, sólo entregarme al momento único, certero, sin miedo, dejando que todo mi cuerpo florezca para poder llegar a quien amo.

Anónimo dijo...

Q mala onda Karnal, yo keria usar esa dirección de correo :v