domingo, marzo 12, 2006

ADOCTRINAMIENTO DE UNA NIÑA (MEDIANTE VARITAS DE MERLUZA)

Hoy cedo la palabra a una persona muy especial para mí, conciencia gemela y compañera del alma en aventuras y desventuras a lo largo y ancho de este mundo. Hace unos días me contó espontáneamente una cosa que le había pasado en el trabajo y yo le pedí que lo escribiera para colgarlo en el weblog. Me dijo que sí, que lo haría, y cumplió, y cuando me mandó la historia por correo electrónico me contaba una anécdota que le había pasado ese mismo día y que constituía, en realidad, otra historia. Así que publico el email tal cual, lo único que he añadido es la traducción del catalán al castellano de la segunda historia (sí, ella es catalana y utiliza catalán y castellano indistintamente.... oh, ¿cómo puede ser? a ver si va a ser que el PP está mintiendo miserablemente...) :


Saps, ara quan tornava cap a casa un home s'ha tret la jaqueta quan passava i me la tirat als peus i jo volia esquivar-la però ha insistit que la trepitxés i saps que, l'he trepitxat -per pur esgotament mental i físic i potser etílic- i l'he fet l'home més feliç del món.

(Sabes, ahora, cuando volvía a casa, un hombre se ha quitado la chaqueta y cuando pasaba la ha tirado a mis pies y yo quería esquivarla pero ha insistido en que la pisara y sabes qué, la he pisado –por puro agotamiento mental y físico y puede que etílico- y le he hecho el hombre más feliz del mundo)
------------------------------------------------------------------------------------------------


Sé de una escuela con nombre de profeta (allí trabajo) donde lavan la cara a la bondad.

¿Quién dijo aquello... quien hace daño a uno de mis pequeños me lo está haciendo a mí?

Ayer vi a una niña en el comedor de la escuela llorando en silencio.

_ ¿Qué te pasa?_ le pregunté.

_ No puedo comerme el pez porque siento pena.

Me quedé sorprendida y maravillada y también un poco sobrecogida ante aquella niña que no quería comer el pescado porque a sus ojos se le aparecía no como un pez muerto en forma de varitas de merluza sino como un pez vivo que nadaba libre por el mar... Y de la impresión caí en una de mis ensoñaciones y me imaginé la merluza viva y el immenso comedor se convirtió en un pequeño mar donde nadábamos felices los peces y yo... ummm... cuanta felicidad y gratitud a la vida... que bruscamente se vio interrumpida por el pinchazo de un anzuelo:

_ ¿Has sido tú quién ha dicho a la niña que podía no comerse el pescado?

En fin, que podía decir... (me habían pescado)

_ Sí.

Al final obligaron a la niña a comerse las varitas de merluza.

Pero a mi esta niña me gustó, me gustó su conciencia tan pura del mundo y me emocionó su radical bondad por la vida. Y sí, también me gustó volver a oler el mar y sentir su sabor tan intenso... Pero que sinsabor el despertar por el hierro clavado en el espinazo: triste suerte la del pez que es pescado.

3 comentarios:

innes dijo...

Esa niña está condenada a la infelicidad por ver olivos donde sólo hay manchas de aceite, y por ver ancianos muertos en las cunas de los niños. Sí, ésa es la capacidad que tiene también quien es capaz de ver un ser vivo en una barita de merluza. Hay sensibilidades extremas tan frágiles a la Realidad como los albinos al sol. Me gustaría haber tenido la oportunidad de conocerla.
(Lo de la chaqueta no tiene desperdicio... ¿No le pidió de paso que le besara los tacones de las botas? No está bien desperdiciar oportunidades). Hay que ver... (Sonrisita).

Besines.

Danae dijo...

Los niños que lo son, siempre son sensibles e inteligentes. Pero hay tan pocos.

Y no, Innes, no la aboquemos a la infelicidad... algún día todo esto tendrá que cambiar. Tal vez sea ella.

Danae dijo...

Me refería, claro, a los intentos de los demás por domesticar su sensibilidad... Olivos en las manchas de aceite y ancianos muertos en las cunas, precioso.