Queridos mamá y papá,
espero que estéis bien. Yo estoy bien, pero mucho trabajo y poco descanso. Os escribo tumbado en la cama, mientras me duermo, apenas puedo contener el sueño. La gente aquí en este país es muy rara. Se mueven poco en el trabajo y luego tienen que correr por la calle para cansarse, o van a sitios llenos de máquinas y se dedican a levantar barras de hierro y pesos. Lo llaman hacer ejercicio. Yo el ejercicio ya lo hago en el trabajo, luego estoy muy cansado y tengo demasiada hambre como para ir corriendo por la calle. La gente aquí es muy rara. Yo tengo mucho trabajo en el campo, y estoy todo el día llevando peso para un lado y para otro. ¿Os habéis fijado lo despacio que crecen las verduras y lo deprisa que hay que hacer el trabajo para que crezcan bien? Me siento un poco esclavo de las verduras, pero no importa, soy feliz porque aqui tengo trabajo. Papá, mamá, los muros son muy altos, cada vez más altos, pero no hay callejones sin salida. Creo que los muros son cada vez más altos porque aquí saben más de ladrillos que de nuestro país, y nosotros... nosotros no sabemos nada. En la tele de aquí puedo ver cómo vive el presidente de nuestro país y pienso que quiere parecerse a la gente de aquí porque no le veo muy cansado. En cuanto pueda me traere a mis hermanos. Mi cuerpo me dice que es mejor cansarse que pasar hambre. Eso sí, cada uno se cansa a su manera y según sus posibilidades. Creo que este mes os podré mandar un poco de dinero. Decidle a mi hermana que pienso mucho en ella y que la llevaré un regalo cuando pueda ir a veros. A vosotros también os llevaré regalos. Muchos abrazos. Cuidaos mucho. Seguid bien
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